"Cuando el que manda pierde la vergüenza, el que obedece pierde el respeto".

miércoles, 11 de mayo de 2011

LA VERDAD DE AFGANISTÁN

Rodarán cabezas. El reportaje de Antena 3 “Los nuestros” derivará en una caza de brujas para determinar quién mostró a España la realidad de lo que pasa en Afganistán. Ya había habido aquelarres de este tipo cuando la misma cadena publicó otras imágenes de la “no guerra” y cuando este periódico publicaba los ataques que se ocultaban y las fotos que no querían que viéramos.

Rodarán y, desde mi punto de vista del periodista acostumbrado a esta información, es una tristeza. Me dirán que han incumplido una orden de no grabar y no proporcionar a los medios imágenes de allí y por tanto es punible su actitud. Lo triste no es el castigo, que también, lo patético es la orden. No vi en esas imágenes nada que pusiera en riesgo la seguridad de las tropas ni la seguridad nacional. Nada que el enemigo no sea capaz de observar con sus propios ojos y actuar en consecuencia, como hace, como demuestra en la evolución de sus ataques a nuestros soldados, variando la estrategia, la potencia de los artefactos o las posiciones desde las que ataca. Esa orden existe en mi opinión para preservar una farsa, la de que Afganistán es una misión de paz y la de que nuestros soldados están allí sólo para repartir comida y construir colegios. Por eso escuecen esas imágenes, porque desmontan un teatro, una mentira repetida como un mantra cerril para curar las conciencias de quien escribe el guión, de quienes un día clamaron contra la guerra y no quieren ser partícipes de otra aunque no les quede más remedio.

Es cierto que algunas de las imágenes no contribuyen a mejorar la preconcebida imagen que muchos en este país tienen de nuestros militares como seres hoscos, garrulos y poco profesionales (imagen bastante poco realista por otro lado), pero la mayoría muestran lo que hay, una guerra; lo que viven, la tensión; lo que tienen enfrente, un enemigo feroz y difuso. Y prefiero quedarme con eso, con el reconocimiento público que supone ver a los nuestros batiéndose el cobre, recibiendo y dando candela, porque como ya he dicho muchas veces en este espacio, no enseñar a los ciudadanos lo que pasan nuestros soldados en Afganistán es traicionarles, es indigno, es no reconocer su valor y su sacrificio, su entrega a España.

El objetivo soñado es que un día, la política de comunicación del Ministerio de Defensa se parezca mínimamente a la de los Estados Unidos. Pero Chacón se irá dejando su política de comunicación en el polo opuesto de ese modelo. En los últimos días, y tras las persistentes críticas de medios y oposición, la ministra se ha acercado más a nosotros, los periodistas, para gran regocijo de mi compañera Paloma Cervilla. Incluso ayer, en Cerdeña, atendió preguntas de mis compañeros de EFE, TVE, RNE y Atlas (el resto no fuimos invitados). Pero se irá y habremos dado tres pasos atrás en libertad de prensa e información y habrá dejado como legado un cerrojazo informativo como pocos se recuerdan y una serie de militares decapitados por hacer lo que en Estados Unidos se impulsa desde las instituciones. Triste paso atrás.

dmazon@larazon.es

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