"Cuando el que manda pierde la vergüenza, el que obedece pierde el respeto".

miércoles, 28 de octubre de 2009

LA CADENA COPE SE VUELCA EN DEFENSA DE LOS SUBOFICIALES

Es emocionante cuando sientes que de entre un mar de indiferencia y desprecio surge una mano amiga dispuesta a poner voz a 30.000 suboficiales que ven como día si y día también se pisotean sus derechos impunemente y sus carreras profesionales reducidas a poco menos que polvo.
El escuchar en los espacios informativos los testimonios de los compañeros, expresando libremente sus inquietudes y denunciando los agravios y atropellos que sufrimos, en libertad y sin la censura de otros medios de comunicación, me llena de satisfacción incontrolada.
Resulta maravilloso ver los ocho capítulos que en http://www.cope.es han dedicado en exclusiva a dar a conocer nuestra situación actual, y que están llenos de comentarios de suboficiales que dejan patente un profundo malestar y un descontento que crece exponencialmente.
Por todo ello, MUCHAS GRACIAS.

1 comentario:

  1. Respecto a la presunta "escala superior",es increíble la vileza y el ensañamiento con que esta casta casposa y decimonónica esta lacerando y mortificando a la que es la verdadera columna vertebral del Ejército, (estoy hablando de la Tropa y los Suboficiales) que ven día a día, a pesar de llevar sobre sus espaldas el peso de la Institución como sus ¿mandos? Solo se preocupan de legislar disposiciones en su propio beneficio, de amañar plantillas y provisiones de destino a su favor, de distribuir arbitrariamente los complementos económicos, solo a su favor.

    Ven como sus “abnegados jefes” procuran hacer el menor número de servicios posibles, aparecer lo mínimo posible por la unidad, y eso sí, hacer el máximo número de cursos, aliñados para ellos solos, y bien pagados.

    Estos grandes conocedores de la Ley del Embudo, no dudan en arrastrarse como ratas ante los políticos de turno, con tal de conseguir sus fines, (una de sus últimas conquistas es un jugoso pase a la reserva, bien untado con una indemnización millonaria), para después zaherir sádicamente a unos subordinados indefensos, a base de Leyes, Reglamentos Ordenes y demás disposiciones, con las que dan salida a Dios sabe que bajos instintos y proyectan sobre los escalones inferiores la humillación y la bilis que han tenido que tragar ante unos políticos que los miran con desprecio sin disimulo.

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